Hola

Aquí tienes un blogger donde podrás encontrar reseñas de libros que me han gustado, y que por supuesto recomiendo, llenos de intrigas, suspenso, misterio, amor, peligro, hasta de superación personal, que mas puedo yo decir, son libros fabulosos!!!

Y que haría uno sin ellos, nos causan tantas emociones, nos alimentan de palabras nuevas, nos elevan a una imaginación extraordinaria en algunas ocasiones nos hacen felices, nos sonrojan, nos emocionan, nos entristecen, pero sobretodo son un gran compañero, así que yo te recomiendo que lees, aun que sea un libro cada mes, y espero que poco a poco le tomes esa pasión por leer historias que pueden hacerte cambiar de tiempo y espacio y navegar en esas historias que enamoran... y si tienes alguna recomendación adelante, me encantaría leerla... y muchas gracias por tu visita.

domingo, 28 de junio de 2009

Fans Ficcion de Adiccion por Estrella Negra 2

continua la historia...

Capitulo 32

No me lo podía creer. No podía ser cierto. Intenté retirarme de aquel chico que era real, pero que aún no me lo parecía, era más un espejismo cuyo cuerpo quemada debajo del mío, me abrasaba y debía retirarme de ese fuego antes de caer en él.
Mi pulso y mi respiración se aceleraron tanto que creía que tanto mis pulmones como mi corazón iban a salir disparados por mi boca en cualquier momento.
Retiré mi presa de alrededor de las muñecas de Adam, pero éste no se movió ni un milímetro de donde estaba, sin embargo, no dejaba de mirarme con la misma perplejidad con la que yo lo miraba a él. En su mirada, además de la sorpresa, se encontraba un sentimiento que cada vez se me hacía más familiar, el deseo creciente ante mi presencia. Por un efímero instante se me pasó por la cabeza dejarme llevar por éste al igual que lo había hecho durante mi sueño, mi cuerpo lo deseaba, deseaba experimentar de nuevo la pasión desenfrenada, sin tapujos que Adam y yo habíamos compartido en el sueño, ahora realidad, pero mi cabeza y el interior de mi corazón me gritaban una y otra vez que no se me ocurriera, que aquello había sido solo un error fruto de la desesperación que yo tenía por aplacar mis ansias de hacer mío a Lucas, y sabía, aunque en ese instante me lo quise negar a mí misma para poder dejarme llevar, que tenían razón, ambos sin excepción.
Apoyé mis manos una a cada lado de la cabeza de Adam y me impulsé para poderme levantar y alejarme de él, ya que cuanto más tiempo pasaba a su lado más ganaba terreno el deseo de mi cuerpo sobre la racionalidad de mi cabeza y el amor incondicional de mi corazón a Lucas. Aún así, por ningún motivo podía permitirme dejarme llevar por ningún sentimiento presente o naciente en mí con él, no, no podía permitírmelo, ya que ello supondría una contradicción en contra de mis principios, de mis creencias, de todo lo que se me había inculcado, pero sobretodo, era algo que iba en contra mía, de mi propio yo y de la persona que verdaderamente era. Finalmente me obligué a levantarme, pero al hacerlo las manos de Adam me atrajeron de nuevo hacia él obligando de nuevo a mi cuerpo a apoyarse sobre el suyo. Su calor, la suave piel que recubría cada centímetro de su ser rozaron toda la superficie de mi cuerpo, haciéndome estremecer ante su roce, el calor que le envolvía comenzó a inundarme por completo haciendo que los deseos de mi piel comenzaran nuevamente a ganar sobre mi mente.
- ¿A dónde crees que vas mi reina? – el suave y cálido aliento de Adam sopó sobre mi rostro sudoroso, haciendo que se convirtiera en una ligera y suave brisa que rozaba las células de mi cara, estremeciéndolas bajo su contacto. No pude responderle nada, no me pude negar a su abrazo, fuerte y enérgico, bajo el que me encontraba, al igual que en el sueño mi cuerpo no me respondía, no obedecía a mi mente. – No puedo creer que te tenga entre mis brazos, al fin te he encontrado, después de buscarte durante meses, de solo poder amarte en sueños, por fin te tengo a mi lado.
- No sé a qué te refieres – le dije, intentando sonar extrañada, asustada y confundida ante sus palabras como lo hubiese hecho con cualquier extraño, pero Adam no era un extraño y no sabía si mi engaño le convencería.
- No bromees por favor, Bianca. - ¡Maldición se acordaba de mi nombre!, eso quería decir que lo de anoche no solo fue un sueño, antes de anoche, de soñar con él, nunca supo mi nombre, pero por el contrario ya no solo se encontraba allí, conmigo en carne y hueso, si no que también había compartido mi sueño, en el que nos habíamos amado por un pequeño lapso de tiempo, en el que me había entregado a sus besos y a sus caricias haciéndolo mío y siendo suya pensando que solo era eso, un sueño.
- ¿Cómo sabes mi nombre? – le pregunté haciéndome la sorprendida, intentando seguir con la falsa de que no lo había visto en toda mi vida.
- Bianca… – dijo susurrando dulcemente mi nombre en mi oreja, haciendo que los deseos de mi cuerpo crecieran aún más.
- Mira, no sé como sabes mi nombre ni quién coño eres, pero suéltame o me obligarás a soltarme por mí misma de ti de una forma que no va a ser muy grata. – dije medio enfadada de forma que comprendiera que no lo conocía, aunque todo mi ser me gritara una y otra vez que me entregara de nuevo a sus brazos.
- No seas tonta – me contestó burlonamente, sin tragarse para nada la farsa a la que lo estaba sometiendo.
- ¡¡DÉJAME!! – le espeté gritando mientras intentaba zafarme de su abrazo con todas mis fuerzas.
Al ver mi empeño por liberarme, Adam finalmente me soltó con la frustración, el desconsuelo y la confusión reflejados en el rostro. No entendía como podía ser la chica que la noche anterior se le había entregado completamente revelándole cosas de su persona que para él eran un secreto del que no se podía hablar y, ahora que por fin la había encontrado en la realidad, le rechazaba tan categóricamente negando que lo conocía, aún sabiendo que lo había reconocido por completo. No lo entendía y, para ser sincera, yo tampoco.
Pero cuando creía que de verdad podría de una vez alejarme de él y pensar racionalmente en la lejanía de su cuerpo, de nuevo me equivoqué y todo comenzó de nuevo.
Cuando me puse de rodillas para levantarme, Adam me sorprendió agarrándome de nuevo y volteándome sobre mí misma de manera que su cuerpo tapara por completo el mío, no tenía salida, o usaba toda mi fuerza para escapar de él, cosa que no quería llevar a cabo, pues la advertencia de Lucas cuando me dijo que eran humanos los que nos atacaban fue categórica y precisa, por lo que sabía que si hería a Adam, Lucas se defraudaría de mí y no quería llegar a eso; además, no tenía porque ser así, pero si no lo hacía cabía la posibilidad de que mis deseos se adueñaran otra vez de mí y que el sueño de mi noche pasada se hiciera realidad de nuevo, lo que me llevaría a serios problemas con Lucas, problemas que no deseaba lo más mínimo, pues no quería pelearme con él.
El cuerpo de Adam se amoldó perfectamente al mío, como algo natural, como había sucedido en el sueño y, al igual que en éste, de ninguna manera Adam se cortaba al llevar a cabo aquello que deseaba y en ese instante lo que deseaba era a mí. Se rió al ver la expresión de mi cara.
- Eres aún más bella en la realidad aún cuando tu pelo está despeinado y llevas ropa de chica normal y no de modelo de pasarela – me dijo, mientras su nariz recorría el borde de mi cuello, - hueles mucho mejor de lo que recordaba y tu tacto es mucho más suave – su mano acarició mi mejilla suavemente, disfrutando de cada palmo que bajo ella quedaba,- aún no sé como ha sucedido esto, pero doy gracias a Dios si es que existe por ello, por darme la oportunidad de haberte encontrado.
- Pues yo no me alegro de nada de eso, lo único que quiero es que te quites de encima mía y salir de aquí cuanto antes. No te conozco y lo único que sé es que pareces un obseso sexual o algo así - le dije con las palabras atropellándose en mi boca a causa de la falta de razocinio que me estaba dominando y empujándole para que se apartara de mí, pero él ni si inmutó, por el contrario parecía que aquello solo lo invitaba más y más a mí en vez de alejarlo. Cuando sus labios se acercaban peligrosamente a los míos por un segundo quedé paralizada debajo suya, instintivamente apoyé mis manos en su pecho en un intento de alejarlo de mí, pero él era fuerte y no sabía cuanto tiempo pasaría antes de que, finalmente, cayera en sus redes o usara mi lado vampírio para separarme definitivamente de él. En un último y desesperado intento le espeté a todo pulmón y empujándolo lo más humanamente posible que pude - ¡¡déjame en paz de una vez!!, ¡¡SUÉLTAME TE DIGO!! Chillaré si no lo ha….. – pero antes de que pudiera terminar con mi amenaza la puerta de la habitación que aún seguía cerrada, se abrió de golpe paralizándonos a los dos en el sitio mirando fijamente hacia ella.
Lucas apareció en ella, parado con el pomo en una mano y su cuchillo en la otra, flanqueándole a cada lado aparecieron Dana y Raquel respectivamente. Al vernos se quedó estupefacto, primero con una expresión sorprendida ante la forma en la que Adam y yo estábamos situados, luego perpleja, incluso dolorida al pensar en las diferentes interpretaciones que se podían dar a aquella escena tan singular, y por último enfadado, en él apareció la rabia tras entender que no era nada de lo que se le estaba pasando por la cabeza si no todo lo contrario al ver y analizar mi postura forzada bajo el peso de Adam.
- Quítate de encima de Bianca, Adam – pero al ver que éste no se movía añadió - ¡YA! – su voz sonaba dura y las palabras solo se fitraron entre sus dientes al hablar pues su mandíbula estaba apretada fuertemente a causa de la tensión que su cuerpo sentía.
- ¿Por qué? – preguntó Adam con sorna, intentando al mismo tiempo acercarse más a mí ante mi rechazo.
- Ella es mía y como no te quites de encima de ella no respondo de mis actos - Adam quedó paralizado por un instante, tras el cual obedeció de inmediato quedando tendido de lado sobre su codo en el colchón, la expresión de Lucas daba ciertamente un poco de miedo, pues su rostro estaba contraido en un gesto de puro odio hacia la persona que me atrapaba bajo su peso y había levantado el cuchillo amenazante sobre su cabeza. Nada más hacerlo, salté literalmente del colchón tan rápido como pude, quizás demasiado rápido para parecer completamente humana del todo, y me abalancé a los brazos de mi novio, de nuevo a la libertad.
- ¡Lucas! – susurré con alivio cuando me ví rodeada al fin por sus brazos.
- ¿Estás bien? – me preguntó igualmente en un susurro. Asentí con la cabeza sobre su pecho. Su corazón estaba acelerado por el enojo que la situación le había provocado, pero su respiración se mantenía regular, inamovible de la normalidad. – Espero que no le hayas causado ningún daño a mi novia Adam porque si no… - dejó su amenaza sin concluir y me estrechó más entre sus brazos al recalcar la palabra novia. Me sentía feliz de estar por fin junto a él, pero el orgullo que en ese momento me reconcomía por la defensa que había llevado por mí, era más que suficiente para que la alegría de ser suya y que él fuese mío me embargara y eso me bastó.
Al escuhar las palabras de Lucas, Adam quedó completamente conmocionado, no lo miré, pero pude oír como su respiración y el latido de su corazón se detenían durante un largo segundo que me pareció un minuto.
- Tu novia – dijo con un hilo de voz, compunjida por el asombro y el dolor que comenzaba a aflorar en él seguramente.
- Si, mi novia, has oído bien, y espero que la respetes pues es mía y solo mía ¿me entiendes tío? – me quedé paralizada y me entró el miedo al oír, bueno no se si realmente lo oí o lo sentí, como el corazón de Adam se partía en pedazos y quedaba roto al quedar confirmado que yo no sería para él, sino que pertenecía a otro.
Por mi cabeza pasaron millones de pensamientos, situaciones y palabras de apoyo para que él no sufriera de aquella manera, pero lo único que hice fue estrechar a Lucas aún más contra mi cuerpo y dejarme llevar por su aroma y los latidos de su corazón. No quería ver el estado en el que se encontraba Adam por miedo a no poder resistirlo y abalanzarme sobre él llevando a confusión aún más a todos los que allí se encontroban, incluyendo al propio Adam y a mí misma, pero el dolor de éste se filtraba a través de la habitación tan arrolladoramente que me inundó por completo como si fuese mío propio. Adam estaba destrozado, oí como caía en el colchón sobre la espalda, desmoronado y destruido por mis actos. No lo soporté más y giré mi cabeza hacia su persona con las lágrimas del dolor que había crecido en mí por su causa en mis ojos. Cuando lo hice, sentí la mirada de Lucas enfocada en mi cara, extrañado ante todo aquello, pero Adam pareció sentir exactamente lo que estaba haciendo, pues justo en el momento en el que me giraba por completo para mirar su estado, sus ojos se encontraron con los míos y, como en las anteriores veces había pasado, quedé prendada de aquellos ojos tan azules como el mar con los reflejos del sol en ellos, su dolor era inmenso, más de lo que me había imaginado, su tristeza se reflejaba perfectamente en ese océano cristalino de amargura y desolación por la terrible verdad con la que se había topado en vez del cuento de hadas con el que tanto soñaba. Pero al mirarme un destello de esperanza brilló en sus pupilas al ver que sus sentimientos me afectaban tanto como a él, pues en ese momento, sin quererlo, le quedó confirmado que lo había reconocido desde el principio, que lo recordaba, pero lo peor fue que Lucas también se cosco de ello.
Avergonzada, arrepentida y llorando como una magdalena, volví de nuevo mi rostro hacia Lucas, mojándole la camiseta manchada y rota por las lágrimas, pero en vez del rechazo y las recriminaciones que me merecía por todo lo acontecido en los últimos minutos dentro de la pequeña estancia, me estrechó aún más fuerte entre sus brazos, me besó en la cabeza y susurrándome al oído me dijo:
- No pasa nada mi ángel, ya me lo explicarás más tarde. – y sin más sus brazos se cerraron más sobre mi cuerpo, casi estrangulándome entre ellos, pero no me importó lo más mínimo, lo único en que pensaba era en lo agradecida que le estaba por su paciencia y su benevolencia, por el infinito amor que me tenía. En esos momentos me dejé llevar y llenar por completo por ese amor entre ambos, ¿cómo había podido ser tan estúpida entregándome a otro aunque fuese en la inconsciencia teniéndole a él entre mis brazos?
- Creo que nosotros deberíamos irnos – las palabras de Dana me sacaron de mis pensamientos, sobretodo al recalcar de una forma tan abrupta el nosotros, incluyendo en él al pobre Adam.
- Marchaos vosotras si quereis, yo me quedo aquí pues hay cosas que tengo que hablar con este par – contestó éste con voz un poco desafiante ante la brusquedad de las palabras de Dana. Lucas se irguió en ese momento y, aunque no lo miré a la cara por miedo a ver su expresión, supe que el odio que se había rebajado al sentir mi contacto con su cuerpo, volvía a aparecer con más fuerza incluso que antes.
- Largo – le dijo en respuesta.
- No
- He dicho que te largues Adam, de momento no pintas nada aquí.
- Pues yo creo que si.
- Esta es nuestra habitación y no eres bien recibido en ella, asi que largo, ¡ya!
- No – la obstinación de Adam era verdaderamente muy molesta. Lucas me soltó y se mostraba dispuesto a abalanzarse sobre él que se encontraba solo a un pequeño paso de distancian de nosotros. Adam ya se había incorporado también sobre el colchón como esperando e incitando la pelea inminente que se abría paso entre ellos. El calor que entre ambos se filtraba a través de mi cuerpo era abrasador.
Agarré fuertemente a Lucas por la cintura sin permitirle avanzar hacia Adam, la actitud de éste también me había molestado sobremanera, pero no veía conveniente comenzar una pelea por aquello y menos tal y como estaban las cosas ahoramismo. Lucas intentó zafarse de mí, pero cuando levanté la mirada suplicándole que no lo hiciera por el bien de los dos, de nosotros dos, me devolvió una mirada casi asesina, pero tras atraparle con mis ojos, pareció aplacarse y rendirse ante mi súplica.
- Vámonos Adam, por favor, no me apetece para nada otra charla de Kate y tu padre sobre los lazos de unión entre los miembros de la cruz negra por vuestra culpa, ya sabes como resolvemos nosotros los encontronazos que nos creamos, así que sé paciente y dejemos a éstos dos solos. – agradecí enormemente la intervención de Dana, y con los ojos le dije lo mismo a Lucas, le supliqué de nuevo que la escuchara y le hiciera caso, lo cual también motivó a Adam, pues sin rechistar y lanzándonos una última mirada a Lucas y a mí, cuyos ojos no se despegaban el uno del otro, salió de la habitación resoplando y con el corazón aún acelerado ante el deseo de que Lucas le siguiera. Éste por su parte dejó caer el cuchillo al suelo en señal de rendición.
Las palabras de Dana habían creado en mi cabeza miles de dudas, pero éstas se vieron mermadas por lo que ocurrió después.
Tras salir Raquel y Adam, Dana nos echó una última mirada de disculpa y cerró la puerta tras de sí, aún con el ruido que eso produjo Lucas y yo nos seguimos mirando durante unos minutos más, tras los cuales él se retiro lentamente de mí, como si no quisiera, pero como si necesitara hacerlo por alguna razón. Lo deje ir, pues ya había sido suficientemente duro todo lo que acababa de pasar como para reprocharle algo o agobiarle de alguna forma, prefería que pensara, que asimilara todo lo que había pasado a su ritmo, sin presiones, ya que hasta que no lo hiciera nos sería imposible hablar de ello con calma y sosiego.
Anduvo de espaldas, con la cabeza gacha, sin levantar la mirada, hasta la puerta donde se apoyó, se quedó quieto unos minutos tras los cuales me asusté al ver que se iba escurriendo poco a poco por la superficie de ésta hacia el suelo temblando de pies a cabeza levemente.
- Lucas … - intenté acercarme a él, pero sin mirarme siquiera, me paró con un gesto de la mano para que no me acercara, quedé a solo dos palmos de él, preocupada, pero obedecí y paré, dejándole libertad.
Cuando por fin se sentó en el suelo, atrajo sus rodillas contra su pecho, se le veía tenso, como si librara una lucha interna con él mismo. Me desmoroné, pues supuse que era por todo lo que había pasado con Adam, pero como la mayoría de las cosas que me pasaban últimamente, con eso también me equivocaba. Abrazó sus piernas y metió su cabeza entre ellas, entonces me asusté de verdad al ver que su cuerpo temblaba aún más, más bien se convulsionaba, en toda su envergadura, su respiración y sus latidos se dispararon como si los pulmones y el corazón se les fueran a salir del pecho por la boca, la cual apretaba violentamente.
- Lucas, Lucas ¿qué te pasa? – le dije intentándolo abrazar mientras él, sin responderme, me alejaba con una mano de su posición - ¡Lucas por favor! – le supliqué no queriendo alzar la voz, pero con verdadero pánico recorriendo cada centímetro de mi cuerpo al verlo así.
- Bianca, … aléjate… déjame … un … momento … por favor… - dijo entrecortadamente con la voz forzada como si estuviera reteniendo algo interno que quisiera salir de él. Su mandíbula estaba tan apretada que se marcaban claramente todas las venas que la recorrían.
- ¿Pero que te pasa? – sabía que no me iba a contestar, pero la pregunta se escapó de mis labios sin poder evitarlo. Me acerqué más a él para abrazarlo, pues los temblores parecían haber aminorado, aunque todavía seguía con ellos, pero de nuevo su rechazo categórico me dejó perpleja y aún más preocupada.
Nos quedamos en silencio durante unos minutos durantes los cuales el pulso y la respiración de Lucas se fueron normalizando y los temblores casi habían desaparecido. Me pareció un buen momento para intentar acercarme de nuevo, esta vez no me rechazó, pero tampoco reaccionó ante mi contacto, por el contrario al sentir mi tacto sobre su piel, volvió a ponerse rígido y las convulsiones aparecieron de nuevo más fuertes si cabe que antes. Quise alejarme, en completo estado de shock, pero para cuando lo fui a hacer, Lucas me agarraba fuertemente las muñecas entre sus manos, mirándolas como si fuesen el más exquisito de los manjares. En ese momento me dí cuenta de lo que le atormentaba, no era lo que había pasado con Adam lo que lo estaba torturando, era mi cercanía, pero no sabía el porqué, entonces un diminuto triángulo que sobresalía de entre sus labios me llamó la atención. Sorpresa, miedo, desesperación, alegría, preocupación, fueron algunos de los sentimientos que me recorrieron la columna vertebrar al verificar lo que mis entrañas me estaban gritando desde dentro, Lucas no estaba luchando contra nadie ni contra algo, estaba luchando contra sí mismo, contra el demonio que la furia había despertado dentro de él, luchaba en contra de lo que se estaba convirtiendo, la rabia tan grande que había sentido en aquellos días, las ganas de matar del día anterior, el extraño deseo en sus ojos al mirarme y que tenía en la cocina ante la sangre de Eduardo, las ansias por la sangre, mi sangre en concreto, aparecían por fin en él. Al fin Lucas estaba sintiendo la sed de un verdadero vampiro que me miraba las venas de las muñecas con el mismo deseo en que un alcohólico mira una botella de whiski cuando lo está dejando he intenta sobreponerse a ello. Los poderes vampíricos de Lucas se habían desarrollado mucho en este tiempo y, junto a ellos, el vampiro que tenía dentro le poseía cada vez más con aquel aumento de poder, se aferraba en sus adentros y se hacía más fuerte, quería salir, quería poseerlo por completo y actuar según dictamina su naturaleza, quería revelarse y Lucas sufría por ello, sufría por el continuo martirio al que eso lo sometía, luchaba por su autocontrol, por no perder los estribos, conocía muy bien esa sensación pues yo misma la vivía cada día, pero él lo estaba pasando solo, sin pena ni gloria, sin pedir ayuda, y en ese momento le costaba horrores contener a ese ser que intentaba emerger de sus adentros y dar por fin la cara, la rabia lo había despertado, el dolor y las ansias de venganza lo estaban alimentando y hacían que su sufrimiento y su dolor aumentaran casi sin poder controlarlo. Su sufrimiento me impulsó a actuar, no pensé para nada en ello, no soportaba de ninguna manera su sufrimiento si yo lo podía paliar. Levanté la mirada hacia él quien me miró perplejo, y cogiendo su barbilla entre mis manos le obligué a mirarme. Sus ojos se mostraban torturados y avergonzados ante lo que estaba pasando, pues se veía claramente que él no quería que sucediera y le dolía que me hubiese dado cuenta de aquella manera, que lo hubiese descubierto como si fuese un maldito mentiroso, débil y cruel, cazado en una de sus múltiples mentiras, el solo verlo así me dolía. Sonriéndole y segura de lo que hacía, aunque no supiera exactamente las consecuencias que aparecerían con ello, le dije:
- Muérdeme – mientras acercaba hacia su boca la hendidura de mi cuello, exponiéndolo a su sed.

Fin del capítulo.

2 comentarios:

Yves dijo...

tu eres grande estrella...
tus ccapitulos son inmejorables

Anónimo dijo...

gracias peke, ya he visto q te ha gustado, lo q mas siento es q no se cuando voy a poder poner el 33 por el dichoso examen q me trae de cabeza y eso q es un simple curso de los .....
bueno gracias por todo amiga.
besitos

PD: por cierto creo q me dijiste q eras o sabias bastante de informatica no? es q toy pensando hacerme un blog pa colgar todo lo q escribo de esta y otras historias q tengo pero no tengo ni idea de como hacerlo ¿me puedes dar alguna pista plissssssssss? gracias

estrella negra

Publicar un comentario

Deja tu comment :)